La confianza que se crea entre nuestros cuidadores y la persona dependiente que cuida es muy grande. Se crea un vínculo especial, donde la confianza, el respecto y el cariño son la base de su relación. El cuidador, además, acaba por conocer los gustos y los cambios de humor de la persona, por lo que es la más indicada para llevar la situación. Y, además, es muy flexible para adaptarse a las necesidades de la persona a su cargo y de su familia